Lucha usted con comer en exceso o está haciendo dieta constantemente?
¿Ha estado en dieta y perdido peso, pero necesita apoyo para no regresar a sus
conductas no saludables?
¿Se siente fuera de control e incapaz de parar de comer?
¿Come por frustración, ira o temor?
¿Le parece imposible comer solo cuando tiene hambre y parar cuando esté llena?
¿Come para sentirse bien?
EL PROBLEMA
Durante todas nuestras vidas muchos de nosotras hemos buscado la comida como
refugio para aliviar nuestro dolor o temor.
Nos sentimos bien al comer y nos encontramos yendo a la comida cada vez que estamos heridas, enojadas o frustradas.
La comida llega a ser lo que nos calma y alivia nuestra ansiedad. Nuestra amiga.
Algunas de nosotras tenemos una cierta comida que comemos sin parar, o somos incapaces de comer solo cantidades moderadas.
Algunas de nosotras hemos sido emocional, física o sexualmente abusadas, y usamos la comida para lidiar con las emociones de aquellos eventos.
Otras pueden haber tenido hábitos de comer saludables cuando eran niños o jóvenes, pero en algún punto de su vida escogieron comer en exceso y perdieron la habilidad de discernir cuando
están físicamente hambrientas o cuando están físicamente llenas.
Otras han buscado la comida después de obtener la sobriedad en otras áreas.
Pensamos que la comida es segura, sin comprender que esta puede llegar a ser nuestra droga.
Nos hemos enfocado en nuestra imagen corporal en vez de nuestra salud.
Muchas de nosotras hemos intentado varios programas de dietas, ejercicio, medicaciones o
muchas otras formas de controlar hábitos alimenticios.
Hemos fallado una y otra vez y hemos quedado sintiéndonos culpables, incapaces y no amados.
Se nos ha dado la idea que hay una perfecta dieta o píldora que puede salvarnos, si tan solo pudiéramos encontrarla.
Algunas personas creen que las personas delgadas no luchan con la adicción a la comida. Hemos fallado en reconocer la comida como nuestra droga.
Como resultado nos sentimos fuera de control y luchando en muchas otras áreas de nuestra vida.
Algunas de nosotras tenemos baja autoestima lo cual puede afectar nuestra motivación, y nuestra relación con Dios y otros.
LA SOLUCION
Llegamos a comprender que no podemos tener el control sobre nuestra adicción a la comida y que somos incapaces de hacerlo.
Entendemos que nuestros problemas son emocionales y espirituales.
Hemos llegado a estar listas para encarar la negación y aceptar la verdad acerca de nuestras vidas y nuestra adicción a la comida.
Estamos listas para aceptar la responsabilidad por nuestras acciones y hacer a Jesucristo el
Señor de nuestras vidas.
Estamos dedicadas a aprender a comer saludablemente.
Estamos comprometidas en el aprender la diferencia entre hambre física y emocional.
Estamos deseosas de volvernos a Dios cuando no estemos físicamente hambrientos.
Empezaremos a ver la comida como el combustible para nuestro cuerpo, no comeremos a menos que estemos físicamente hambrientos, y pararemos cuando estemos físicamente llenos.
Estamos dispuestas a empezar el proceso de recuperación y trabajar a través de los doce pasos para sanarnos y comenzar a vivir la vida que Dios ha planeado para nosotros.
Encontraremos un mentor y una compañera de responsabilidad.
Entendemos que nuestro grupo provee un lugar seguro para compartir nuestros temores, heridas y resentimientos así como nuestras victorias.
Enfrentaremos nuestros defectos de carácter y trabajaremos en estos sentimientos en nuestro grupo.
Quitaremos nuestro enfoque en la comida, y nos centraremos en Dios.
Reconocemos que la recuperación de la adicción a la comida no es acerca de nuestra imagen personal o de que comidas comemos, sino es acerca de confiar en Dios y tener una relación
íntima con El.
Creeremos y confiaremos en el amor de Dios para nosotras; nos veremos a nosotras mismas como El nos ve.
Buscaremos una relación más cercana con Dios.
Al encarar nuestros temores, complejos y heridas hemos comprendido que Jesucristo y el Espíritu Santo son lo que necesitamos para superarlos.
Hacemos un tiempo diario para la oración y lectura de la Biblia para mejorar nuestra relación con Dios y confiamos en el Espíritu Santo como la fuente de nuestro consuelo.
Seremos transformadas al renovar nuestra mente.
Mantenemos contacto con nuestras compañeras de responsabilidad y mentor, llevamos un diario y continuamos asistiendo a las reuniones de recuperación.
lunes, 9 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario